Una mujer no "ha muerto".
Hay que dejar claro quién es el agresor y quién es la víctima asesinada.
Transmite de forma clara quién es la víctima y quién el agresor: Un hombre ha asesinado a una mujer refleja mejor la realidad. Es imprescindible evitar que se perciba una culpabilización de la mujer asesinada.